sábado, 23 de agosto de 2008

VIOLETA PARRA - TORRENTE CREATIVO


En la esencia de sus creaciones se advierte la manifestación de un universo íntimo exuberante en vivencias, de profundo contenido humano donde la sensibilidad por los problemas sociales que marcaban su entorno en aquellos años resulta ser un verdadero espejo para reflejar su existencia marcada por la tristeza, frustraciones e infelicidad.

Paseándome con ella por las orillas del Sena, llegamos frente al Palacio del Louvre, cuenta su gran amigo Alejandro Jodorowsky:

-¡Qué imponente museo!
-Le dije. El peso de tantas obras de arte, de tantas grandes civilizaciones, a nosotros, pobres chilenos sin tradición, con chozas de paja en vez de pirámides, con humildes cacharros de greda en lugar de esfinges, nos aplasta.

-Calla!
-Me contestó altiva.
El Louvre es un cementerio y nosotros estamos vivos. La vida es más poderosa que la muerte. A mí, que soy tan pequeña, ese enorme edificio no me asusta. Te prometo que pronto verás ahí dentro una exposición de mis obras...

No supe si considerarla loca o aquejada de una ingenua vanidad. La conocía como cantante, no como artista plástica.

A partir del año 1958, Violeta Parra, producto de una hepatitis que la tuvo inactiva por varios meses en su casa, comenzó con el bordado de las arpilleras. Fue un arte que desarrolló de modo completamente autodidacta, generando obras que surgen espontáneamente, como sus canciones.

-"Las arpilleras son como canciones que se pintan".
Dijo una vez Violeta Parra respecto a la técnica de bordar con lana o hilo sobre rústicas telas. En alguna ocasión lo explicó así:

"Las cosas son simples. No sé diseñar, yo invento todo, y todo el mundo puede hacerlo. No sé dibujar y no hago dibujo alguno antes de comenzar mis tapices, sino que voy viendo, poco a poco, lo que debe ponerse. Voy llenando espacios en mis tapices... Y con mis pinturas: ellas están todas en mi cabeza, como mis canciones".

En abril de 1964, Violeta Parra inauguró su gran exposición en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre.

Esta increíble mujer, afirma Jodorowsky, me enseñó que, si queremos algo con la totalidad de nuestro ser, acabamos lográndolo. Lo que parece imposible, con paciencia y perseverancia se hace posible.

(Gran parte de este texto, pertenece al prólogo de El Maestro y las magas, de Alejandro Jodorowsky)


1 comentario:

lapaupachica dijo...

hola! conocía a violeta parra como cantante y hace poco una amiga chilena me habló de su trabajo de arpilleras. hermoso. gracias por compartir. de perú, paulina